Prolongar todo lo posible los momentos previos al acto sexual y
amar con todos los sentidos, son algunos de los activadores sexuales
para disparar el deseo.
Cuando el deseo de hacer el amor entra en declive ya sea por la
crisis económica, la rutina o el aburrimiento de la pareja,
el estrés de la vida cotidiana u otras situaciones desalentadoras,
sólo queda una opción: hacer todo lo posible por devolverle
la fuerza que tuvo.
“Uno de los interrogantes más frecuentes en muchas
parejas que antes ardían uno en los brazos del otro es: ¿qué
hacer cuando la pasión se enfría?, ¿cómo
se puede recuperar el deseo?”, señala Francisca Cuenca,
psicoterapeuta y experta en temas de pareja.
“Este fenómeno, que se da sobre todo en la mujer, pero
también afecta al varón, puede deberse a factores
biológicos, como el declive hormonal debido a la edad o una
intervención quirúrgica”, comenta Cuenca.
Pero, en opinión de la experta, la mayoría de las
veces la inapetencia sexual obedece a problemas psico-emocionales,
como los conflictos o incomunicación en la pareja, el tedio
o la rutina en las relaciones.
LA IMPORTANCIA DE LAS CARICIAS
“Hay que besar y acariciar el cuerpo de nuestra pareja. Cuando
ésta comience a “levantar temperatura”, se le
agite la respiración y quiera pasar a la acción, incluso
hay que hacerle esperar un poco más. Al alargar los preliminares,
aumenta el deseo y la excitación y cuando llega el momento
de la unión, ésta resulta mucho más placentera”,
comenta la sexóloga.
“También es importante aprender a acariciar al otro
con sensualidad. Se trata de amar todo el cuerpo de la otra persona,
acariciarla sin prisa ni pausa, pasar las manos por cada rincón
de su anatomía”, añade Cuenca.
“Todas las partes del cuerpo –y no sólo los dedos-
sirven para acariciar: se pueden utilizar el pelo, los labios, la
lengua o incluso el aliento para proporcionar caricias especiales.
Abrir y cerrar los ojos sobre la cara, el cuello y otras partes
del cuerpo del ser amado, acariciándole y haciéndole
cosquillas con las pestañas, multiplica la pasión”,
matiza la psicóloga.
“En materia amorosa es fundamental cultivar la espontaneidad
-agrega Cuenca-. Las normas rígidas y la repetición
son enemigas del erotismo y la excitación. Nuestra sexualidad
es muy amplia y personal, y la apagamos si la confinamos en una
serie de recetas, normas o situaciones previsibles y repetidas”.
Para la especialista, en vez de caer en una excesiva rigidez de
hábitos que nos impidan disfrutar, hemos de procurar improvisar
situaciones que resulten excitantes para ambos, con una buena dosis
de espontaneidad e imaginación.
Descubrir lo que nos gusta también es importante también,
al decir de la experta, para reavivar la pasión. Por ello,
dice, “debemos aprender a conocer nuestras zonas erógenas
y lo que nos excita más”.
También Cuenca deja claro que, en materia de sexualidad,
no hay dos personas iguales: lo que para una es una fuente de placer,
para otra puede ser una molestia, por ello “hay que tomarse
el tiempo necesario para autoexplorar el propio cuerpo, que es un
manantial de sensaciones insospechadas. Si sabemos lo que nos gusta,
podremos marcar la pauta y guiar a nuestra pareja con lo que habrá
un disfrute mutuo”, señala la experta.
Por último, aunque no por ello menos importante, Cuenca recomienda
“amar con todo el cuerpo, ya que nuestra sexualidad es un
sistema integrado por la piel, las hormona, los órganos y
los sentidos: oído, vista, olfato, gusto”. (
EFE reportajes | Cromos.com.co)
SEÑALES
DE PLACER EN LA MUJER
Si bien la pornografía ha sido un elemento
de ayuda en sus vidas sexuales, para las mujeres les ha hecho un
mal favor, pues ha estereotipado su goce y disfrute sexual, dejando
de lado lo que realmente ocurre en ella. Entonces, por temor a ser
comparadas con libidinosas, muchas callan sus emociones y sensaciones,
confundiendo a los hombres en lo que a disfrute significa. Averigua
cuáles son los signos que nos delatan en la cama.
“Tuve una novia que era lejos la más apasionada sexualmente
hablando. Se quedaba ahí tirada como muerta, mientras yo
me subía encima de ella tratando de hacer todo para despertarla
y hacerla gritar. Ella, nada, ni se inmutaba y, de vez en cuando,
la veía que cerraba los ojos. El tema me complicó
tanto que no pude seguir con ella. Me sentía poco hombre
a su lado”, confiesa Nicolás, hoy de 33 años
y casado con una mujer que define como la antítesis de la
anterior. Y es que, ¿los hombres quieren mujeres que griten
histéricas al ser penetradas? Pareciera que sí.
¿Si no grito, no siento?
“No soy de las que grita ni que rasguñan. Me quedo
callada, como tragándome las palabras que le diría
y que me avergüenzan, pues creo que sonarían un poco
ordinarias, como de prostíbulo. Pero de que la paso bien
con él, la paso muy bien. Claro que él jura que yo
ni orgasmos tengo. Si supiera…”, dice Javiera, de 45
años, casada hace 10 e incluso, se define como “multiorgásmica”.
Pero cabe preguntarse, ¿por qué su marido no se da
cuenta de ello y por qué limita su disfrute sólo al
histerismo femenino de las películas triple X? Bueno, para
ese tipo de hombres es que destinamos esta nota, que de una manera
científica y bien estudiada por especialistas, define los
signos de gozo y satisfacción femenina, más allá
de los tradicionalmente expuestos en escenas ardientes.
El cuerpo habla por sí
solo
El placer de la mujer está escrito en su cuerpo y sólo
hay que seguir sus indicadores para saber cuánto está
gozando en el encuentro sexual. Estos son algunos de los signos
que ya han sido definidos por especialistas orientales esencialmente:
1.- Su cuerpo se extiende, se alarga.
2.- Tiende a cerrar los ojos por la vergüenza o timidez.
3.- Aprieta sus piernas para lograr estrechar lo máximo posible
los órganos sexuales.
4.- Su respiración se agita, abriendo los orificios nasales
y la boca.
5.- se enrojecen sus mejillas y orejas.
6- Tiende a aumentar el sudor en su cuerpo.
7.- Su vientre, manos y cuello estarán ardiendo.
8.- Si ha logrado llegar al clímax, lo más probable
es que su cuerpo se contraiga y apriete lo más posible. Se
vuelve tenso por un instante.
9.- Si ya logró el orgasmo, caerá distendida como
si se quedara dormida en un profundo relajo.
10.- su pareja podrá sentir las contracciones uterinas posteriores,
los latidos de su vulva y la humedad inevitable de tal acontecimiento.
Si la mujer presenta la mayoría, o mejor aún, todas
estas indicaciones, pues entonces el hombre puede dormir tranquilo,
porque su mujer ha disfrutado al máximo el acto.
Hombres: ¿Están
bien dotados?
¿Importa el tamaño
del pene? ¿A quién le importa? ¿Qué
importa cuando importa?¿Es usted un hombre bien dotado? No
se trata cualquier duda, la respuesta siempre incluirá su
imagen de hombre y su rol en la sexualidad. El tamaño del
pene ha sido y seguirá siendo una cuestión de punto
de vista. Al que le afecta el tamaño de su miembro, se preocupa,
compara y busca respuestas, sin duda es porque le importa.
Si el tamaño del pene importa,
la respuesta depende de ¿para qué? Si la preocupación
es la capacidad de penetrar durante el coito, la respuesta es no.
Cualquiera sea la extensión o diámetro, la penetración
es la misma. Tampoco es relevante el tamaño del miembro para
excitarse o excitar a su compañera.
Como cualquier actividad que provoca
placer a los sentidos, el sexo también puede provocar adicción.
El alcohol, el cigarrillo, las
drogas, los juegos de azar, cuya existencia se fundamenta en la
estimulación intensiva de los sentidos, son altamente adictivos.
Pues el sexo, no queda fuera del listado. ¿Cómo identificar
a un sex-adicto?
Los estímulos externos que
provienen de la práctica sexual son altamente placenteros,
y si una persona está predispuesta a someter su vida a fin
de obtener esa estimulación, es un adicto en potencia, cuyas
características más sobresalientes son: